Sr: Presidente:

En nombre de las trabajadoras y trabajadores argentinos saludo a todas y todos.
La globalización nos sorprende día a día con los avances científicos y tecnológicos, pero no mejoran las condiciones sociales y la calidad de vida de nuestros pueblos.
La desigualdad aumenta por la precarización permanente de las condiciones de trabajo que se ha convertido en una forma de organización social. Esta modernidad implica salarios bajos, flexibilidad laboral y la desarticulización de la seguridad social para los trabajadores y sus familias.
En el nuevo escenario internacional los valores del trabajo y la producción están alterados.
Es el modelo del “desequilibrio perfecto” donde todas las políticas están orientadas para crear el “ambiente de negocios” que requiere el capital financiero.
Pero cuando el sistema financiero falla, se ajusta perjudicando a los trabajadores y profundizando las desigualdades.
Los acontecimientos económicos que estamos viviendo y los conflictos sociales que vendrán, marcan la necesidad política que tiene la comunidad internacional de cambiar estos parámetros.

Para eso necesitamos que los organismos financieros internacionales modifiquen sus programas; observamos que siguen aplicando las mismas recetas que llevaron a mi país al desastre, al caos en el 2001. Es increíble ver tanto fundamentalismo neoliberal.
Creemos que sin mecanismos para enfrentar los niveles de desempleo generados por la crisis mundial, no estará garantizada la paz social.
Tenemos esperanzas que el G20 asuma en la práctica el Pacto Mundial para el Empleo, que convoca al mundo a una alternativa diferente.
Se trata de una decisión política de los Estados: seguir o cambiar, como lo dijera la Presidenta Argentina Cristina Fernández de Kirchner, aquí en OIT y la Cumbre del G20.
Está en los Estados la transformación del sistema, asumiendo un compromiso histórico con el capital productivo y el trabajo, promoviendo un modelo de desarrollo donde lo económico y social se complemente en plena igualdad.
Los trabajadores queremos estos cambios con urgencia, no podemos aceptar este modelo donde el centro de las políticas es el capital financiero.

El 25 de mayo pasado, se cumplió el Bicentenario del nacimiento de mi patria y el mismo fue recordado don una masiva participación popular que tuvo como horizonte la ratificación de un rumbo político y económico.
Millones de argentinos se volcaron a las calles con fervor patriótico y con un mensaje claro que debemos consolidar un modelo de Nación donde la libertad, la justicia, la democracia, los derechos humanos, el diálogo social y el desarrollo sustentable sean considerados plataforma inalterable de nuestra argentinidad.
En nuestro país se encuentra vigente el funcionamiento pleno de la negociación colectiva; se aprobó la asignación universal por hijo, se mantiene el diálogo tripartito para la actualización del salario mínimo, y se continúa con la capacitación y formación profesional a fin de logar la reinserción laboral entre otras medidas.
No obstante a ello, todavía tenemos muchas asignaturas pendientes: La desocupación, la pobreza, el empleo informal y la inseguridad, temas de prioridad para la agenda del CONSEJO de DESARROLLO ECONÓMICO SOCIAL que pretendemos constituir.

Los trabajadores de Argentina y de nuestra región queremos que la justicia social sea una de los pilares de la política y creemos que con la cultura del trabajo se puede crear un orden social diferente con todos los sectores productivos y sociales para alcanzar un desarrollo sustentable para una sociedad más justa, más solidaria y con pleno empleo.
Gracias